La historia de la institucionalidad primigenia de la actual municipalidad de Villa del Rosario, aunque corresponde al desarrollo poblacional de la segunda mitad del Siglo XVIII, está vinculada a los tiempos y procesos poblacionales de las dos centurias anteriores, pues inició en el Siglo XVI con la ocupación e incorporación de los originalmente llamados llanos y valles de Cúcuta al mundo hispánico con la fundación de la ciudad de Pamplona en 1549 y la Villa de San Cristóbal en 1561, cuyos términos y jurisdicciones se fijaron justo por el cauce de los ríos Táchira y Cúcuta. De hecho, las vegas bajas del río Táchira fueron compartidas jurisdiccionalmente por los cabildos de la ciudad de Pamplona y de la villa de San Cristóbal, donde sus vecinos, de una y otra unidad territorial, asentaron importantes unidades agroganaderas desde los primeros tiempos de vida hispánica. En el Siglo XVII se estableció la doctrina y pueblo de indios de Cúcuta, 1641, erigida como la primera unidad territorial de estos estratégicos valles, así fuera en el marco de la “República de los Indios”, constituía en todo caso la posibilidad de que los pobladores blancos del sector empezaron a ser asistidos espiritual y sacramentalmente por el cura doctrinero de dicho pueblo.
Luego, ya avanzado el Siglo XVIII, el número de vecinos blancos y mestizos como de esclavos localizados en las haciendas y conucos de cacao exigió una mejor administración eclesiástica, razón por la cual se decidió en 1750 erigir una viceparroquia intitulada Nuestra Señora de la Concepción en la margen izquierda del río Táchira, sufragánea del Cura y Vicario de la parroquia de San Joseph de Guasimal, aunque ocasionalmente podía ser servida o atendido sus feligresado por el doctrinero de Cúcuta. Sin embargo, como el asiento de la capilla de la viceparroquia de nuestra Señora de la Concepción se localizó en la parte baja de las vegas del río Táchira, los vecinos asentados vegas arriba no les quedaba muy cerca y dado su crecido número, decidieron para 1761 erigir una nueva viceparroquia con la advocación de Nuestra Señora del Rosario, también sufragánea del curato de San Joseph del Guasimal.
La prosperidad del vecindario en virtud de sus exitosas plantaciones de cacao, la llegada de nuevos pobladores e inversionistas a estos valles, por el despoblamiento de la ciudad de San Faustino de los Ríos, cuyos vecinos más notables se mudaron a estos valles de Cúcuta, como la presencia de inmigrantes hispánicos, mediterráneos y franceses que engrosaron estos vecindarios en las décadas finales del siglo XVIII, fueron condiciones que pulsaron, tanto la erección de la parroquia formal de Nuestra Señora del Rosario, como su pronto ascenso político al ser titulada en 1792 como “muy noble, leal y valerosa villa de Nuestra Señora del Rosario de Cúcuta”.
Pero la Villa de Nuestra Señora del Rosario de Cúcuta no solo cosechaba logros económicos con su producción de cacaos y excelente comercio con San José de Cúcuta, con la ciudad de Pamplona, con la región del Táchira y por supuesto con la ciudad de Maracaibo, sino que reaccionó exitosamente contra los quebrantos y plagas del cacao diversificando su agroindustria hacia la siembra y beneficio de café. Una formidable alianza de uno de sus empresarios más solventes, Don Pedro Chaveau , con Don Gervasio Rubio , hacendado y empresario del Táchira, permitió el ingreso del cultivo del café a estas tierras, de tal modo que ya para el año de 1803, estas plazas estaban exportando café a través del río Zulia y puerto de Maracaibo.
La institucionalidad de Nuestra Señora del Rosario dio respuesta pastoral y eclesiástica a un importante grupo de vecinos que se hallaban retirados de la capilla doctrinera de Cúcuta, mediados por el río Pamplona con la parroquia de San José, erigida en 1734.
A partir de la década del 1740 se registró una importante reivindicación político administrativa de la ciudad y gobernación de San Faustino de los Ríos, con lo cual las riberas del Táchira, asiento del feligresado que daría origen al nuevo curato de Nuestra Señora del Rosario se puso bajo la administración del Gobernador de aquella ciudad. Fue así como los vecinos más notables o acomodados, apoyados por el Gobernador de San Faustino, lograron poco tiempo después, en 1774, que la joven viceparroquia fuera titulada como curato formal bajo la misma denominación y advocación mariana de Nuestra Señora del Rosario.
El tránsito de la parroquia de Nuestra Señora del Rosario a su titularidad en villa con gobierno autónomo obedeció a un proyecto conjunto con su vecina San Joseph del Guasimal. Ambas consiguen en 1792 sendas cédulas reales, donde se elevaron políticamente a cada una de ellas con los títulos de muy “Noble, Valerosa y Leal” Villa.
Por: Silvano Pabón Villamizar, Historiador UIS
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