En febrero 28 de 1813 el Coronel Simón Bolívar y sus hombres, proveniente de Cartagena y la ciudad de Ocaña, con el apoyo de La Unión de Provincias Unidas de la Nueva Granada y el Estado Libre de Pamplona, toman los Valles de Cúcuta, las plazas de las villas de San José de Cúcuta y Nuestra Señora del Rosario de Cúcuta, en el marco de operaciones militares que permitieron conquistar este importante enclave realista vinculado y soportado por la ciudad de Maracaibo.
En el contexto de la guerra de independencia las provincias, ciudades y territorios en los diferentes reinos del Imperio Español, sus cabildos y gobiernos, optaron por adherir y seguir cualquiera de las causas y bandos en conflicto en razón a su parecer, sentimientos e intereses; fue así como ciudades como Santa Marta, Valledupar, Ocaña, Pasto, Maracaibo, San Faustino de los Ríos, Salazar de las Palmas y las villas de San José de Cúcuta y Nuestra Señora del Rosario de Cúcuta adhirieron a la causa del Rey, se declararon fieles a la Corona como realistas fieles y leales, tal como lo habían jurado en 1810 y en 1812 cuando juraron la Constitución de Cádiz.
En consecuencia, Bolívar y las fuerzas independentistas conquistaron este territorio y sus gobiernos realistas, lo cual constituyó un triunfo significativo para el militar venezolano, pues esta exitosa operación lo posicionó como caudillo militar, le reconocen y elevan sus rangos, al tiempo que se catapulta hacia su territorio para la recuperación de Venezuela en la que se llamaría la «Campaña Admirable» que lo llevó a Caracas en octubre de aquel año de 1813, donde lo declararon y le dieron el «Libertador de Venezuela».
Una vez conquistadas estas plazas realistas fueron puestas bajo la jurisdicción del gobierno de Pamplona, una de las provincias independentistas más representativas de la causa republicana junto a Socorro y Tunja, entre otras. Sin embargo, con la salida del grueso de las tropas independentistas, pues Bolívar siguió para Venezuela, Castillo y Rada regresó a Cartagena y los jinetes de Pamplona regresaron a su plaza, los valles de Cúcuta quedaron resguardados solo con una modesta guarnición al mando de Francisco de Paula Santander, aún joven e inexperto militar; de tal modo que par meses después las tropas realistas regresan acompañadas de una guerrilla realista ciertamente violenta y criminal, derrotan a Santander en el Llano de Carrillo, se produce la masacre de Los Vados y el asesinato de Doña Mercedes Ábrego y los demás mártires en la cárcel de San José de Cúcuta.
1813 fue un año definitivamente muy complicado para la población de estas villas de los valles de Cúcuta, lo cual sí amerita una mejor narrativa histórica, una mejor comprensión de ese pasado complejo que se dio, el cual va mucho más allá que el tradicional discurso heroico, las ofrendas florales y las loas a los personajes. Se requiere agudizar la crítica de fuentes y la aplicación de una mejor comprensión.
Por: Silvano Pabón Villamizar, Historiador UIS