Valor y consecuencias inmediatas del triunfo de los patriotas en los campos de Boyacá
La derrota de las tropas del Rey, materializada en los campos de Boyacá comportó unas consecuencias inmediatas como fueron: el traslado y la entrada triunfante de Bolívar y sus oficiales a la ciudad de Santafé con su ejército libertador. La capital del virreinato del Nuevo Reino de Granada fue tomada por el nuevo poder militar y político, devenido del accionar de las armas en batalla.
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Silvano Pabón Villamizar
Lo primero que los colombianos de hoy debemos reconocer es que el proyecto de ganar la tierra para gobernarla en forma autónoma, emancipar los pueblos del dominio español y constituir una nación de ciudadanos partió de Venezuela, pues se trató de la realización del sueño restringido de Miranda en cabeza de Bolívar. Pero a renglón seguido, debe reconocerse también, que, si bien es cierto que la Campaña Libertadora se gestó en Angostura, en los llanos venezolanos, fue con la mente y brazo del verdadero arquitecto de los ejércitos independentistas, el general Francisco de Paula Santander con su trabajo en Casanare.

Primera consecuencia inmediata de la victoria de los republicanos independentistas en los campos de Boyacá fue la inminente huida de las autoridades españolas. El Virrey Juan Sámano y los oidores de la Real Audiencia del Nuevo Reino de Granada huyen despavoridos por el camino de Honda.
La derrota de las tropas del Rey, materializada en los campos de Boyacá comportó unas consecuencias inmediatas como fueron: el traslado y la entrada triunfante de Bolívar y sus oficiales a la ciudad de Santafé con su ejército libertador. La capital del virreinato del Nuevo Reino de Granada fue tomada por el nuevo poder militar y político, devenido del accionar de las armas en batalla. Una vez que se terminó la operación militar en los campos de Boyacá, en la tarde del 7 agosto de 1819, se reunieron los oficiales y soldados a celebrar la victoria en la localidad de Ventaquemada. Hicieron el inventario de sus bajas y heridos, despojos o bienes recuperados, del parque disponible, de los prisioneros y demás elementos de intendencia. El general Carlos Soublette, comandante del Estado Mayor realizó su informe o parte de guerra, documento que relata los detalles de la operación militar, amén de lo narrado por otros testigos que configuraron la manera en que se comprendió el hecho histórico del 7 agosto por sus protagonistas y observadores directos.
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Simón Bolívar, en la tarde del 10 agosto de 1819, una vez entrando que el Virrey y los oidores de la Real Audiencia habían abandonado la plaza, se aproximó rápidamente en su caballo y lo cuadró frente a al Palacio de los Virreyes en Santafé. Desmonta un hombre de baja estatura, sudoroso, lleno de tierra, pantalón blanco y chamarra militar. Saluda y entra al palacio que estaba vacío. Y ahí se da la toma simbólica del poder soberano que ya no sería del Rey sino del pueblo, pues éste ya no tenía sus representantes ni su imagen como señorío omnipresente en estos sus antiguos y extintos reinos. Para qué, para luego empezar a organizar el gobierno lo que tendría que establecer en lo que sería un nuevo Estado libre y soberano. Entonces vendrían luego los desfiles, los honores y los vítores, los halagos de las damas de la sociedad santafereña a los héroes de la patria y las alabanzas para celebrar el triunfo en Boyacá.

Bolívar cuadra su cabalgadura y desmonta frente a la Casa de los Virreyes en Santafé. Según la memoria del anciano Juan Pablo Carrasquilla que fue consignada por Alejandro Barrientos, el General Simón Bolívar desmontó su cabalgadura frente al palacio virreinal de Santafé, cuando rayaban las cinco de la tarde del día 10 de agosto de 1819. Calzaba botas de caballería y estaba vestido con una casaca de paño negro de la moda de cola de pajarito, calzón cambrún blanco, corbatín y morrión de cuero. En la madrugada del día anterior, informados por el Virrey, habían salido todos los oidores y funcionarios españoles rumbo al puerto de Honda y el control de Santafé había pasado a José Tiburcio Echavarría, Alejandro Osorio y el coronel Hermógenes Maza, quienes se pusieron al frente para conjurar robos y desórdenes (Martínez Garnica, 2019b).
Ya en Santafé Bolívar tuvo que empezar a dar órdenes, se abre el 11 de agosto el libro copiador de órdenes del Libertador, obrando con la legalidad que le ofrecía el cargo de presidente interino de Venezuela proveído por el Congreso de Angostura en Guayana. Y es justo en esas órdenes que empieza a impartir donde Bolívar interpreta y ofrece su comprensión personal sobre la consecuencia de la Batalla de Boyacá, planteando que “Restablecido felizmente el gobierno liberal de la República por la fuga de los tiranos que la oprimían”. Esa comprensión de Bolívar como el más insigne de los actores de aquella gesta va a contrastar con las comprensiones sucesivas dadas a lo largo del devenir histórico decimonónico y contemporáneo, incluso con las comprensiones que hoy estamos dando.

Desfile triunfal de los vencedores en los campos de Boyacá en 7 de agosto de 1819, recibiendo el reconocimiento, los vítores y loas de la población capitalina, en especial de las damas santafereñas.
La instauración del gobierno provisorio: Consecuencia directa del triunfo en los campos de Boyacá
Una vez tomado el Palacio de los Virreyes debieron formar un gobierno, militar por supuesto, había que sustituir la imagen del poder soberano de la Corona de España, había que gobernar una sociedad y conducirla hacia el futuro, pero no lo podían hacer sin la legalidad y legitimidad debida, dado que su autoridad y los mismos ejércitos libertadores no eran legítimos del todo en estos dominios. Bolívar no era del todo legítimo en Santafé, así las armas le hubieran llevado al Palacio de los Virreyes.
Bolívar en Santafé en agosto de 1819 era en realidad un militar extranjero, proveniente de otra Nación, de otra naturaleza cultural y política, de otra patria regional o provincial e incluso local en la antigua Capitanía General de Venezuela. Además, la mayoría de su oficialidad era venezolana y mercenaria extranjera, compuesta por súbditos ingleses, irlandeses, escoceses y franceses, entre otros. Sin embargo, además del poder que le conferían las armas y el mando militar, Bolívar debía su autoridad y la razón de su existencia en estos entornos Neogranadinos a una autorización que le había conferido el Congreso General de Venezuela, que tenía su sede en Santo Tomás de Angostura en Guayana, allá sobre el delta del río Orinoco, en el extremo oriente de Venezuela.
En Santafé Bolívar dice bueno, tomamos la ciudad capital del Nuevo Reino de Granada, liberamos estas provincias, pero cómo las vamos a gobernar, con qué autoridad y legalidad que vaya más allá de las armas y sí con la voluntad popular que la legitime. Pues un primer paso fue ascender a Francisco de Paula Santander al grado de “general de división” para que asumiera como vicepresidente de Venezuela en las provincias recién liberadas. Paso dos instalar un gobierno provisorio, nombrar gobernadores militares y gobernadores políticos en esas provincias, distribuir tropas por esos territorios, para luego retornar a Angostura a dar cuentas al Supremo Congreso de Venezuela.
Francisco de Paula Santander, ahora general de división, podría asumió como el gobierno ejecutivo en calidad de vicepresidente de la República de Venezuela para el gobierno de la Nueva Granada en Santafé. Santander se consoló entonces como el oficial granadino de más alta graduación a cargo del nuevo gobierno, al fin de cuestas era uno de sus comandantes más brillantes y estratégico como quiera que había sido el organizador de los granadinos y Casanare, el instructor de las tropas, el verdadero hacedor de la Campaña Libertadora.
Sin embargo, la consecuencia más significativa de lo logrado en los campos de Boyacá fue sin duda, la creación de la República de Colombia en Angostura, el 17 de diciembre de 1819, donde fue promulgada la Ley Fundamental de Colombia, en la cual se convocó el Congreso Constituyente de la Villa del Rosario de Cúcuta que dio la Constitución de 1821, donde se da el nacimiento a esta amada y entrañable Nación de ciudadanos llamada Colombia.
Los gobernadores militares de las provincias ejercerían, además del mando de las armas, la alta policía y “todas las funciones gubernativas”. En cambio, los gobernadores políticos solamente tendrían a su cargo “la parte contenciosa”, actuando como jueces de primera instancia y reduciendo sus funciones a la baja policía (aseo de calles y plazas, limpieza de acequias, composición de caminos y puentes), aunque después el vicepresidente les concedió el ejercicio de la función de tenientes asesores en todos los asuntos de hacienda o justicia, para que con sus dotes de jurisconsultos pudieran ilustrar a los militares” (Martínez Garnica, 2008, pág. 39).
Primeros gobernadores nombrados por el Presidente de Venezuela en las provincias de la Nueva Granada
Provincias | Gobernadores militares | Gobernadores políticos |
Cundinamarca | Francisco de Paula Santander | Tiburcio Echeverría |
Tunja | Bartolomé Salom | Manuel Ramírez |
Socorro | Antonio Morales | Diego Fernando Gómez, Bernardino Tovar |
Pamplona | Pedro Fortoul | Francisco Soto |
Mariquita | Antonio Obando, Francisco Urdaneta | Gregorio Álvarez del Pino |
Casanare | José Concha | Domingo Orduña |
Neiva | Domingo Caicedo, Joaquín París | Francisco Morales, José Fructuoso Durán |
Popayán | Joaquín París, Antonio Obando | Manuel Escobar |
Cartagena | Mariano Montilla | Pedro Gual |
Antioquia | José María Córdova | José Manuel Restrepo |
Fuente: (Martínez Garnica, La Agenda de Colombia, 1819-1831. Tomo I, 2008, págs. 41-42)
Así pues, el poder gubernativo de las provincias neogranadinas se puso en manos de los militares del Ejército Libertador, mientras los abogados quedaron reducidos a la condición de tenientes asesores de los primeros. Un gobierno militar por excelencia, producto de las circunstancias de la guerra de independencia. El ejecutivo central o general de las provincias libres de la Nueva Granada recayó en el recién ascendido general de división Francisco de Paula Santander, con título de vicepresidente y con las funciones otorgadas por el Reglamento del Congreso de Venezuela de febrero 26 de 1819 a su propio vicepresidente.

Instauración del gobierno provisorio en Santafé, encabezado por Francisco de Paula Santander, ahora general de división, en calidad de vicepresidente de Venezuela. Se inició así el Primer Gobierno de Santander, un gobierno militar por excelencia, dadas las condiciones de provisionalidad y el estado de guerra en que se hallan los territorios. Bolívar encarga de todos los poderes a Santander, en tanto él debe volver a Angostura a dar cuenta de lo actuado y logrado al Soberano Congreso de Venezuela.
Se instauró así el primer gobierno del General Francisco de Paula Santander bajo la aureola del poder y la autoridad militar, ejerciendo un mandato ciertamente antipopular y en extremo extractivo y gravoso para todas las provincias neogranadinas, pues sus habitantes y economías debieron afrontar sendas contribuciones con destino al sostenimiento del nuevo ejército nacional y de la guerra de independencia. Se inició la aplicación de contribuciones forzosas a los españoles y vecinos realistas, incautación de ropas para vestir a las tropas libertadoras, reclutamiento de nuevos batallones, la fabricación de pólvora y materiales de intendencia, así como la extracción de estaño, plomo y cobre para el parque de la artillería. Además de la alta cuota de reclutas que debieron aportar las provincias granadinas al ejército libertador, entregaron sus bueyes, caballos, mulas y obrajes en proporciones insospechadas, de tal modo que el impacto sobre la economía no se hiso esperar.
Debió Santander instaurar y ejecutar un gobierno que asemejaría el despotismo de una auténtica economía de guerra, cuyas determinaciones, la mayoría de ellas pulsadas u ordenadas por el Libertador, las cuales debieron socavar el afecto de los ciudadanos por la persona e imagen de individuos como el propio Santander, a quien los críticos y desafectos al nuevo régimen bien pudieron haber visto como el más vil de los dictadores.
Todos aquellos acontecimientos protagonizados por Bolívar, Santander y sus hombres como: la toma de Santafé y la Casa de los Virreyes, el desfile de los vencedores y los respectivos honores de las damas santafereñas, el ascenso del General Santander a general de división, la instauración del gobierno provisorio y las medidas adoptadas para continuar la guerra hacia el Sur, en territorio venezolano y en las provincias granadinas realistas y leales a la Corona española como Santa Marta; los avatares políticos de la guerra de independencia aún sin concluir, fueron las consecuencias inmediatas de la victoria de la Campaña Libertadora en los campos de Boyacá el 7 de agosto de 1819.
Finalmente, como se ha insistido, el camino a seguir fue, tal como lo muestra el derrotero de la historia, el regreso de Bolívar a Angostura, donde propuso al Supremo Congreso de Venezuela la creación de la República de Colombia, hecho que se consumó con la promulgación de la Ley Fundamental de Colombia, o Ley de Angostura del 17 de diciembre de 1819. Ésta la gran consecuencia del triunfo de los patriotas en los campos de Boyacá, contando Bolívar con el concurso intelectual y político de los doctores Juan Germán Roscio (venezolano) y Francisco Antonio Zea (granadino), a quienes debería reconocérseles como los pilares jurídicos e intelectuales de la creación de Colombia.