Libertad, igualdad y fraternidad
El fruto de la granada, y no de la granadilla, manifiesta abiertamente que la madre patria es más latente que nuestros propios frutos y de algún modo, le quita valor a la gesta de independencia.
Hoy hace 232 años inició la revolución que terminó con la monarquía en Francia. Uno de sus símbolos fue el gorro frigio, que se utiliza en escudos nacionales como los de Argentina, República Dominicana, Ecuador y Colombia, entre otros países hispanoamericanos. Nuestro escudo, creado el 9 de mayo de 1834 durante el gobierno del general Santander, incorpora una serie de elementos que suponen representar a los colombianos, pero que distan de ello. Como los demás símbolos patrios, el escudo es una creación con la pretensión de unir, pero como muestra una de sus tres fajas representada por el istmo de Panamá, el valor de lo simbólico sugiere la ausencia de la cohesión que se presume. Conmemorar a Panamá en el escudo, a pesar de su partida, es un lamento contrario al sentir patrio.
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El cóndor andino vigila desde lo alto, compartiendo este honor con el escudo del Ecuador. La libertad y orden pareciera sacada del orden y progreso de Comte que adorna la bandera de Brasil, pero no representa lo que en la práctica acontece. No pierde vigencia el ramo de laurel en el pico del cóndor, cuya esperanza no perdemos, a pesar de 200 años de gobiernos mezquinos con intereses personales y de espaldas a la nación.
El fruto de la granada, y no de la granadilla, manifiesta abiertamente que la madre patria es más latente que nuestros propios frutos y de algún modo, le quita valor a la gesta de independencia. Recordar a España en el escudo es como poner su bandera al lado de la de Colombia y la de Bogotá en el palacio de Nariño. Es vivir para recordar que fuimos su colonia y antes que permitir que el cóndor se eleve por los Andes, es ponerle este pesado recuerdo que limita su vuelo. Al visitar el palacio de Nariño, la guianza indica en cada objeto su origen extranjero, pero omite hacer mención a alguna pieza que tenga algún valor para el conjunto de los colombianos. El juego completo de bandera, escudo e himno responden a la música de un extranjero, como si no hubiera quién pudiera musicalizar la letra de Núñez, a quien García Márquez reconociera como el peor poeta de nuestra historia quien, a su vez, tampoco logró aproximar a los colombianos a los cabellos de la virgen, arrancados con agonía y colgados del ciprés.
La tierra de Colón termina siendo el broche dorado del simbolismo, denominar recordando al invasor y peor aún, permitirlo por 200 años. Un país para unos pocos y sus símbolos para todos. La imposición de unas representaciones que por la inercia del tiempo nos han acompañado se mantienen vacías mientras se desvanecen o desconocen los motivos. No hay que llorar sobre la leche derramada, sino que hay que beber de otras fuentes.
Al aproximarnos a la conmemoración de los 200 años de la Constitución de la Villa del Rosario de Cúcuta, vale la pena mirar hacia adelante para cambiar la posición: de espaldas a la nación y de rodillas al mundo. Esta mezcla de culturas y sentires, poblaciones y costumbres, donde hay más mestizos que criollos, donde se reconocen nuestros pueblos originarios y afrodescendientes, es hoy el país que hay que gobernar. No unos pocos criollos decidiendo en el centro para el centro, sino muchos más de todos construyendo para todos. Algo que resaltar del escudo de Estados Unidos es el lema en el pico del águila, E pluribus unum, “De muchos, uno”. Un reto importante. Un requisito para continuar. 200 años de ausencias son la oportunidad para beber de una copa más grande y generosa que aplique los ideales de la libertad, igualdad y fraternidad en la construcción sociopolítica de nuestra nación.
Universidad Externado de Colombia
SOBRE LA JUSTICIA ROGADA. Hace un poco tiempo y en vista de lo pésimo que se encuentra nuestro sistema virtual en Colombia, con atraso de 50 y más años y el malo (deficiente), por no decir pésimo servicio de atención al usuario, al cliente, al litigante; en fin, a quien necesita de un servicio, tanto en lo público como en lo oficial, solicité a la Procuraduría General de la Nación, la radicaciòn de una tutela en contra del Estado Colombiano, que preparé con ahìnco, con vehemencia y muy cuidadosamente durante meses, al comienzo de la pandemia. Aclaro que soy vìctima del conflicto armado y desplazado intraurbano, sin ningùn derecho y nunca, jamàs incluído en el Registro Único de Víctimas. La tutela iba a alguno de los tres (3) correos del Consejo Superior de la Judicatura; pero para colmo, se tratò de enviarla y no funcionaban los correos. En vista de esta circunstancia, se solicitò respetuosamente a la Procuradurìa General, su radicaciòn, con tan mala suerte, que la parte disciplinaria del contenido de la tutela, fue despachada y la otra parte, no. Se habìa advertido que se tomara la tutela íntegra. La tutela, comenzò a dar vueltas por los diferentes despachos como el juzgado administrativo y nadie, oìgase bien, nadie sabìa de su correcta radicaciòn. Por penùltima vez, cayò (por decirlo asì) en el Tribunal Superior de Bogotà, en donde debìa quedar radicada por su esencia y fundamentaciòn penal; no fue asì y el Magistrado LUIS ENRIQUE BUSTOS BUSTOS, su despacho o el funcionario que haya sido, miserablemente se quitò el peso de encima y la enviò para el Consejo de Estado, que nada tenìa que ver con el asunto pues su àmbito jurìdico se encierra en lo Contencioso Administrativo. El magistrado ROBERTO AUGUSTO SERRATO VALDÈZ, fallò la tutela, dàndole una puñalada certera, argumentando que el hecho de que el suscrito abriò el correo no deseado, ya me encontraba notificado, lo cual, no es cierto pues ese no fue un auto, sino una informaciòn sobre el rechazo, nada màs. Lo cierto y de lo cual di mi juramento y coloquè una prueba certera para comprobar que no me notifiquè de los autos de inadmisibilidad y rechazo es que sì, de verdad; no me notifiquè de ninguno de los autos, que despuès de el rechazo y en una solicitud por parte mìa de enviò de todo el expediente y a lo cual el magistrado accediò, me llegò el procedimiento utilizado, màs los correos de los autos que notifican, no me han llegado, porque no abren. Solicitè tambièn el enviò de los anexos de la tutela porque el computador en donde estaban sacò la mano (por decirlo asì) y no tengo copia de la tutela en ninguna parte, ni en memoria alguna. Hasta el momento, tengo el procedimiento. Y para què me sirve ? es obsoleto mientras no tenga los anexos, que al parecer, se me vienen negando simultàneamente en un acto de venganza, de silèncio, de tù me hiciste esto y no te doy las copias o, tù dijiste esto y pùdrete. Hay mucho resentimiento en las personas que trabajan con la justicia y uno se cansa de pedir la resoluciòn de los asuntos y no hay acceso; en este caso, soy Vìctima del Estado colombiano hace casi 17 años, por ser perseguido polìtico y como lìder y porque unas familias al margen de la ley, me quitaron el edificio que administraba y me desplazaron y ahora, no estoy ni muerto, ni en la càrcel, ni en el hospital como querìan verme; estoy en la ruina que me quedò, por enfrentarme a personas tan poderosas, que tienen permeado todo y muchos despachos pùblicos, privados, oficiales, cohonestan con ellos en la comisiòn de delitos, y esto es una denuncia pùblica que estoy haciendo sobre la » JUSTICIA A RUEGO» y que mientras el hombre necio que practica el orgullo, la vanidad y el prejucio: LA SOBERBIA, no va a haber ni justicia, ni salud, ni igualdad, ni libertad, ni fraternidad, porque esos principios se violan todos y cada uno de los segundos, minutos, horas, dìas, meses, años, dècadas y centurias. A los despachos hay que acudir lleno de toda la paciencia del mundo a preguntar por nuestros procesos y la respuesta es que: «no ha salido nada, el caso està en manos del fiscal o magistrado, etc»; en el peor de los casos, tanto preguntar, nos descuidamos un poquito y han emitido las òrdenes de archivo en penal, o el desistimiento tàcito en civil o el magistrado tambièn ha archivado la tutela, el proceso, o el caso en general. Pregunta el ciudadano: hasta cuando ? La «JUSTICIA A RUEGO» debe terminar y dar paso a una justicia en donde el juez, el fiscal o el magistrado, comprenda que es él mismo quien debe dar impuso a los procesos con Economìa y Celeridad; donde haya debido proceso y no corrupciòn; donde haya Legalidad y Acceso a la administraciòn de Justicia. Los tèrminos de los procesos se deben ampliar, para que el ciudadano, su abogado o representante, tengan màs herramientas para luchar contra el delincuente que en Colombia opera en todos los àmbitos; un ejemplo de esto, es la invasiòn de predios en la Localidad de Màrtires, especialmente en el barrio Santafè, en donde personas al margen de la ley, cometen toda clase de delitos y cuando han invadido un predio y han pasado 24 horas, toca instaurar por parte del dueño, un proceso por demàs oneroso; en donde no hay garantìas sino para el delincuente. Hay miles de predios abandonados por una o por otra circunstancia y quien debe hacerse cargo de este problema es el ICBF y las Alcaldìas menores, por orden de la Alcaldìa Mayor; pero no, la pelota (por decirlo asì), va de un lugar a otro; de oficina en oficina y el problema no termina. Quièn va a tomar las riendas de este paìs? Eso es solo una muestra de: » La justicia rogada»; pero esto se da en la salud, en el amparo a las vìctimas del conflicto armado; en la minerìa, en la economìa, etc, y, no hay àmbito en el cual no estè implícita la corrupciòn. Es triste pero no es que la corrupciòn pase com tangente y ya. La corrupción està enquistada y hace parte de la historia del país. No terminarìa nunca de hablar de estos temas y solo quise hablar de: «la justicia rogada».